Aromáticas y otros usos domésticos y cosméticos Culinarias Medicinales Usos
Hoy en día,
el argumento principal en contra de la automedicación es el peligro del
diagnóstico equivocado. Hay ciertos síntomas muy frecuentes, como el vómito,
dolor de cabeza, fiebre, dolor de oídos, etc. que pueden parecer dolencias
triviales, pero que considerado junto a otros síntomas pueden indicar la
presencia de un problema más grave.
Si los
síntomas no desaparecen en poco tiempo, se deberá buscar el consejo de alguien
cualificado. Los niños no deben ser tratados nunca con remedios a base de
hierbas ni con cualquier otro tipo de medicación casera. Las mujeres
embarazadas tampoco deben ingerir
ciertas hierbas. También hay que tener en cuenta que además de la
posibilidad de un diagnóstico equivocado, hay algunas personas que no toleran
ciertas sustancias vegetales debido a una alergia o cualquier otra causa,
porque algún órgano de su cuerpo no funciona correctamente. Por ejemplo las
bayas de enebro común, aunque son diuréticos muy eficaces, no deberán ser
usadas cuando existe inflamación renal. Hay algunas hierbas que aumentan más la
presión sanguínea a personas que ya tienen hipertensión. Sin olvidar que hay
algunas que son tóxicas incluso en dosis moderadas.
A todo ello
debemos añadir el problema de la dosificación correcta de qué forma ha de
administrarse, cuándo debe ser tomada y durante cuánto tiempo tendremos que
seguir con el tratamiento. La falta de conocimiento sobre la combinación de
hierbas y la utilización de dosis incorrectas pueden producir efectos adversos.
Aunque se
trate de productos naturales, son a veces más difíciles y complicadas de
utilizar que las medicinas normales. Y aunque hay algunas dolencias sencillas
que se pueden tratar en casa, se recomienda que se deje en manos de personas
competentes para que nos aconseje sobre su utilización.
Formas de
preparación
Existen muchas maneras de preparar los remedios a base de hierbas,
pero
para la
automedicación se necesitan conocer las tres básicas.
- Infusión: implica la extracción de sustancias hidrosolubles de las partes menos duras de
una hierba (hojas, tallos o flores).
El método
consiste en verter 500 ml. de agua hirviendo sobre 30 g. de materia vegetal finamente
cortada y colocada en un recipiente de porcelana, barro o cristal, provisto de
una tapadera, para evitar que pierda las sustancias volátiles durante los 10-15
minutos después de preparada, que es el tiempo que se deja reposar. Después de
colarlo, se deja enfriar y se toma, por lo general antes de las comidas. La
dosis normal es de una taza de infusión tres veces al día.
- Decocción: es el método utilizado para las partes duras de las plantas, y que necesitan el
contacto con agua caliente durante un periodo largo para liberar sus sustancias
hidrosolubles.
Se añaden
30 g. de la sustancia vegetal a 500 ml. de agua fría, en un recipiente
esmaltado o de cristal, dejando reposar durante 10 minutos. Colocar el
recipiente sobre el fuego hasta que el agua hierva, mantener a fuego bajo durante 10-15 minutos y
después dejar reposar durante otros 10 minutos. Durante todo este proceso el
recipiente debe estar tapado.
Una vez
colada y enfriada ya puede ser bebida. La dosis normal es de una taza tres veces
al día antes de las comidas.
- Cataplasma: es la utilización de una planta fresca, que se machaca hasta convertirla en
pulpa, mezclándola con un material húmedo (por lo general agua caliente).
Si se
emplean hierbas secas se mezclará con una pasta preparada a base de harina,
salvado u otro material adecuado. Se mezclan 60 g. de hierba seca con 500 ml. de pasta poco espesa.
Tanto las
realizadas con hierbas frescas como las de hierbas secas se aplican
indirectamente sobre la piel, colocando la pasta entre dos capas de una tela
fina antes de aplicarla a la parte afectada del cuerpo.
Cualquiera de estos remedios deben ser preparados poco antes de ser empleados, sin guardarlos más de 12 horas pues se deterioran con facilidad. Las hierbas pierden rapidamente su poder,
incluso en condiciones ideales. Las hojas, flores y frutos deben emplearse
dentro del año de su recolección y las semillas, raíces y rizomas dentro de los
3 años.
A lo largo
de la historia, tanto la profesión médica ortodoxa como los practicantes no
ortodoxos han intentado disuadir a la gente de tratarse a sí mismo o de obtener
los medios o la información necesarios para curarse. Esta oposición iba ligada
muchas veces a una cuestión de intereses y a la necesidad de mantener el
secreto y misterio para cubrir la falta de conocimientos, la ausencia de
remedios eficaces o la charlatanería.
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