Los árboles son una de las principales inversiones a la hora de realizar el proyecto de un jardín. Hay que pensar mucho sobre las especies que se han de elegir para que el conjunto sea estéticamente agradable y la compra rentable. Una vez concluido el movimiento de tierras, obras de drenaje,instalación de riego,
y diseñado zonas de caminos y juegos es cuando debemos plantearnos dónde ubicar nuestras plantas y árboles.
Para elegir un árbol correctamente, no se puede elegir sólo por su aspecto físico, se han de tener en cuenta otros factores como es el tamaño que adquirirá cuando sea adulto, el lugar donde se ubicará en el jardín, el tipo de suelo del que se dispone, el clima,
lo cerca o lejos que estará de la vivienda, la sombra que nos proporcionará, etc.
Podemos clasificar los árboles en 2 grupos, los caducifolios, que son aquellos que al menos una vez al año, pierden completamente sus hojas y perennifolios, es decir que pierden la hoja, pero que al hacerlo de forma escalonada, siempre muestran el manto foliar. Entre los de hoja perenne
están los pinos, abetos y otras coníferas.

Por lo general la mayor parte de los árboles crecen mejor en un suelo neutro o ligeramente ácido, profundo, suelto y bien drenado. En la mayor parte de las especies, en especial en las coníferas, la humedad retenida en torno a las raíces perjudica su crecimiento. Por eso es recomendable
llenar el hoyo de plantación con agua y si en unas dos horas no ha desaparecido, es que la tierra es poco permeable y hay que dotarla de una adecuada red de evacuación de aguas, o bien recurrir a plantar especies que soporten esa humedad como Alnus, Bambusa, Eucalyuptus, Populus, Salix, Tamarix, etc.
Las especies que se compren a raíz desnuda, se deben plantar cuando el árbol se encuentre en período de reposo, aproximadamente en otoño e invierno y siempre que la tierra no esté congelada. Las especies que se compran con las raíces bien arraigadas en macetas, pueden
plantarse en cualquier época del año.
A la hora de preparar el terreno y para conseguir los mejores resultados, conviene abonar el terreno antes de la plantación, es el momento de efectuar enmiendas en el suelo para variar su acidez o alcalinidad. Una vez plantado, se le pueden suministrar riegos con sustancias minerales para facilitar su
desarrollo.
Cuando el terreno no ha sido removido previamente, es recomendable abrir los hoyos una semana antes de la plantación, para oxigenarlo, sino con unos días será suficiente. Mirar bien la separación entre hoyos, según el tamaño del ejemplar. En la parte inferior
y junto con la tierra extraída es importante añadir una pequeña cantidad de mantillo o abono orgánico para mejorar la calidad del suelo.

Las dimensiones depende de la calidad y estructura del terreno, así como del tamaño de cada planta y del que adquiera cuando sea adulta. Cuando el terreno es arcilloso o muy compacto el hoyo deberá ser algo mayor de lo normal, para que las raíces encuentren suficiente
terreno removido. En zonas arenosas deben ser un poco más pequeños de lo normal. Como orientación, un árbol frondoso o conífera de hasta 6 metros precisa un hoyo de 1 metro y uno con un porte entre 4 y 8 metros debe afianzarse en una zanja que tenga al menos 1,30 metros de profundidad y la misma distancia de ancho.
Hay especies que se pueden colocar dentro de casa, siempre que sean especies cuyo tamaño no sea excesivo, no presente un gran sistema radicular y admita la poda. Entre otras podemos destacar los ficus, palmeras, laureles, aligustres, naranjos y limoneros. Lo ideal es colocarlo en terrazas
o interior iluminado y fresco.
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